Qué ver en Medinaceli en 1 día, guía completa

¡Te damos la bienvenida a Medinaceli, un auténtico tesoro escondido en lo alto de una colina en la provincia de Soria! Este encantador pueblo te seducirá con sus calles empedradas que parecen haberse detenido en el tiempo medieval, sus mosaicos romanos que cuentan historias centenarias y sus paisajes que te dejarán sin aliento. Te invitamos a sumarte a nuestro PlanD, un plan diseñado para descubrir Medinaceli y desentrañar el misterio de por qué este lugar es considerado uno de los Pueblos más Bonitos de España.

Comenzamos nuestro recorrido junto a uno de los monumentos más icónicos de Medinaceli: su arco romano. Este impresionante monumento fue construido entre los siglos I y III d.C., y destaca por ser el único en España que presume de contar con tres arcos. Su importancia histórica quedó protegida el 9 de agosto de 1930, cuando fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumentos.

Originariamente, cumplía la función de puerta principal para acceder al recinto amurallado, pero también es una muestra de poder del imponente Imperio Romano en la región.  Desde entonces, cada día atrae a curiosos y amantes de la historia que se acercan para explorar Medinaceli. Es la primera parada obligatoria que deberás hacer en tu recorrido por el pueblo.

¿Qué sería de un pueblo medieval sin su castillo? En Medinaceli, el castillo no falta, pero tiene una característica muy curiosa. La historia nos cuenta que, aprovechando la ubicación de la antigua alcazaba árabe, los Condes de Medinaceli tomaron la decisión en el siglo XIV de construir una fortaleza, no solo como medio de defensa para el pueblo, sino también como residencia propia hasta su traslado al Palacio Ducal. El castillo, de estructura sencilla, presenta una planta rectangular que se distingue por la presencia de tres torres circulares y una imponente torre cuadrada conocida como la torre del homenaje.

Hasta aquí, podríamos considerarlo como una construcción dentro de lo común, ¿pero por qué la etiquetamos de “extraño”? La peculiaridad está en su interior, donde nos encontramos con un elemento inusual en este tipo de fortificaciones: un cementerio. Por ello el castillo no es visitable en su interior y tendrás que conformarte con verlo desde fuera.

En el corazón de Medinaceli, se alza la imponente Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, ubicada junto a la encantadora Plazuela de la Iglesia. Antes de la existencia de esta colegiata, el panorama religioso del pueblo se componía de doce parroquias de estilo románico. Sin embargo, cuando el Duque de Medinaceli presentó una solicitud al Vaticano, buscando la unificación de todas estas parroquias en una única entidad, la cosa cambió.

Tras su aprobación, se comenzó la construcción de la Colegiata, un monumento que consolidó en un solo lugar todas las rentas y posesiones anteriormente repartidas.  A lo largo de los tiempos, los abades de la Colegiata han mantenido una histórica disputa con los obispos de Sigüenza, luchando por preservar sus privilegios.

En el interior de la Colegiata, podrás observar elegante verja gótica de 1534, que aguarda una joya: la talla del Cristo de Medinaceli, del siglo XVI, esculpida en madera policromada, donada por los Duques de la región. Aunque más visitado, es la talla del Nazareno, conocido como Jesús de Medinaceli. El acceso a la colegiata tiene un costo de 2 €. Bajo el Altar Mayor, se encuentra la cripta de la iglesia de Santa María.

Continuamos nuestro paseo y llegamos a la Plaza Mayor, un punto neurálgico que cuenta con muchos de los edificios más relevantes de Medinaceli. Esta plaza, con aproximadamente cinco mil metros cuadrados, abarca el terreno que antaño ocupaba el foro romano. En uno de sus extremos, encontrarás el Palacio Ducal, una edificación que testimonia el esplendor y la influencia de los nobles de la región. Al otro extremo, encuentras la alhóndiga del siglo XVI, un edificio multiusos de la época.

El Palacio fue construido en el siglo XVI como residencia de la Familia Medinaceli, en el lado noroeste de la Plaza Mayor. Su fachada principal, adornada con los escudos nobiliarios de la familia, narra la historia de la influencia y el prestigio que ostentaban. Sin embargo, el siglo XIX trajo consigo tiempos difíciles para el Palacio, que fue abandonado hasta prácticamente quedar en la ruina. Por suerte, a partir de los años 90, se trabajó en la recuperación y adecuación del edificio para su conservación.

Desde el año 2008, la planta baja del Palacio ha albergado un museo dedicado a exposiciones culturales, compuesto por diez salas. En el interior del museo, encontrarás varios mosaicos romanos, siendo la Diosa Ceres el tema central de estas obras. Además de las representaciones de la Diosa Ceres, se aprecian también motivos geométricos y figuras animales, cada uno de ellos representando una historia y contribuyendo a la riqueza del patrimonio cultural de Medinaceli.

La Alhóndiga, un edificio muy curioso y polivalente. Esta construcción, datada en el siglo XVI, presenta una fachada exterior que se distingue por sus dos plantas de arquería, añadiendo un toque arquitectónico distintivo respecto a los edificios de su alrededor. La funcionalidad de la planta baja estaba destinada como almacén y centro de comercio, sirviendo como depósito para el grano y varios productos alimenticios que fluían a través de las rutas comerciales de la época.

Por otro lado, en la planta superior, el edificio albergaba un espacio de gran importancia política y social: el lugar de reunión del Concejo. Aquí, los líderes de la comunidad se congregaban para tomar decisiones y gobernar el destino del pueblo. La Alhóndiga, por lo tanto, se convirtió en un punto de encuentro multifuncional, donde los aspectos comerciales se entrelazaban con los asuntos gubernamentales, creando un espacio vital para la vida comunitaria.

El Aula Arqueológica, un museo de acceso gratuito, que desentraña la historia de Medinaceli a lo largo de los siglos. El viaje comienza sumergiéndonos en la prehistoria, desvelando los misterios de los primeros habitantes que poblaron estas tierras. La narrativa continua a medida que exploramos la primera gran sala, dedicada a la época romana del asentamiento. En este espacio, nos encontramos con una calzada romana que nos guía hacia una representación de una taberna y una pequeña maqueta que recrea el poblado de antaño.

La siguiente sala nos invita a adentrarnos en el arte de la elaboración de mosaicos, revelando los secretos y la destreza detrás de estas obras maestras decorativas. A medida que avanzamos, la última sala nos sumerge en la época de la ocupación árabe, recreando un pequeño poblado. Como colofón a esta inmersión en la historia, la visita culmina con un breve vídeo que relata la historia del pueblo y sus tierras circundantes.

La Puerta Árabe es otra entrada monumental a Medinaceli. Aunque su nombre te hará pensar que tiene un origen árabe, en realidad la puerta tiene sus raíces en la época romana, donde cumplía la función de acceso principal hasta que fue reforzado y reposicionado durante la ocupación árabe. Existe la creencia de que este arco, podría haber sido originalmente un arco de herradura o incluso un medio punto. Se ubica entre dos tramos de muralla sorprendentemente bien conservados.

Desde este punto, un sendero te guiará por un paseo verde, exhibiendo los diferentes segmentos de muralla que han resistido el paso de los siglos. En días de mercado, los comerciantes elegían este lugar estratégico para exhibir y vender sus mercancías, convirtiendo así a la Puerta Árabe en la entrada al mercado, motivo por el cual también se la conoce como la Puerta del Mercado.

En la Plaza de San Pedro, una de las plazas centrales de Medinaceli, se encuentra uno de los descubrimientos más impactantes: un gran mosaico romano. Este mosaico, una obra maestra de la época romana, fusiona formas geométricas con motivos florales, cascos de guerreros y hachas, creando una composición visualmente impresionante. Se encuentra cuidadosamente resguardado bajo una capa de cristal. Si tienes pensado explorar más de cerca esta obra de arte, una escalera en uno de los laterales te permite descender y apreciarlo de cerca.

El Convento de Santa Isabel, es uno de los edificios religiosos del siglo XVI, fundado por la devota Duquesa de Medinaceli, quien profesaba una profunda admiración por San Francisco. De los cuatro conventos que se erigieron en esa época, este es el único que ha perdurado en el tiempo y continúa en funcionamiento. Situado junto a la iglesia de San Martín, el convento se encuentra en un estado de conservación impecable.

En el extremo opuesto al arco romano, se alza el Beaterio, un gran edificio que, lamentablemente, se encuentra en ruinas y en un estado de conservación muy deteriorado, por lo que no es accesible para visitantes. La creencia popular sugiere que el Beaterio podría haber sido la antigua sinagoga de Medinaceli, aunque algunas fuentes indican que su ubicación original podría haber estado más hacia el centro del pueblo.

Este edificio, en sus días de esplendor, acogió a una comunidad de monjas adineradas que seguían normas de vida flexibles. A medida que el tiempo avanzó, el Beaterio pasó a ser ocupado por monjas jerónimas, manteniendo su legado hasta la segunda mitad del siglo XX.

El nevero es una de las herencias árabes que perduran en Medinaceli. Este singular edificio se encuentran a escasos metros detrás del beaterio, en las afueras de la muralla, ubicado en la cara norte de la meseta. Se trata de un edificio dedicado a la conservación de alimentos empleadas en tiempos ancestrales. Se empleaba para almacenar nieve durante los meses invernales, aprovechando las bajas temperaturas para preservar este recurso. A lo largo del año, se utilizaba la nieve acumulada para conservar alimentos, una solución ingeniosa para enfrentar las limitaciones de la época en términos de refrigeración.

Si quieres explorar este rincón histórico, puedes seguir el sendero que parte junto al beaterio, guiado por un cartel. A pocos metros de distancia, te toparás con el nevero. Tienes la posibilidad de adentrarte en su interior y contemplar de cerca la estructura que ha resistido el paso de los siglos.

En Medinaceli, las leyendas y misterios se entrelazan con la historia medieval, y entre ellas destaca la intrigante leyenda del Cuarto Cerrillo, donde aparece la figura destacada de la ocupación árabe de la península, Almanzor.

Según cuenta la leyenda, en el año 978, cuando Almanzor se erigió como caudillo del ejército musulmán, se apoderó de la creencia de que su muerte significaría el fin del mundo. Almanzor, uno de los formidables adversarios de los ejércitos cristianos, se destacó al no conocer la derrota en ninguna de sus batallas contra ellos. En un caluroso 10 de agosto del año 1002, Almanzor llevó a cabo una incursión contra el monasterio de San Millán, incendiándolo y saqueando sus riquezas.

Aunque el caudillo llevaba tiempo enfermo y agonizando, decidió pasar sus últimos días en Medinaceli, hasta fallecer. La leyenda sostiene que el sepulcro de Almanzor descansa en el Cuarto Cerrillo, orientado hacia poniente, acompañado del polvo de todas sus batallas y los tesoros invaluables que acumuló en sus conquistas.

La leyenda del Cuarto Cerrillo en Medinaceli y la historia de Calatañazor se entrelazan como piezas de un rompecabezas, creando una leyenda aún mayor.

La leyenda de Calatañazor, que afirma que fue el lugar dónde Almanzor perdió su tambor, simboliza tanto su primera derrota como la última. Se cuenta que tras la devastadora pérdida en Calatañazor, Almanzor quedó tan abrumado por la derrota que, ese mismo día, renunció a comer y beber. Este evento marcó el inicio de su declive, llevándolo finalmente a su muerte en Medinaceli, donde se dice que fue sepultado.

Elegir un lugar para comer puede ser todo un dilema, especialmente cuando el delicioso aroma de pan recién horneado, cordero, cochinillo, torreznos o estofados tradicionales comienza a tentar tus sentidos. Aunque Medinaceli sea un pueblo relativamente pequeño, cuenta con diversos locales que ofrecen la rica variedad de platos característicos de la gastronomía soriana. En nuestra elección, optamos por el restaurante El Aljibe, que no solo presentaba una suculenta carta, sino que también ofrecía una encantadora terraza al cálido sol.

Como entrante, nos deleitamos con un clásico infalible: una ración de torreznos de Soria, perfectos para abrir el apetito. Los primeros platos nos llevaron a sabores frescos y deliciosos, como una ensalada verde con jamón de pato, huevo poché y una salsa de mostaza y miel exquisita. También disfrutamos de unas migas acompañadas de uvas y, sí, otra vez torreznos. Para los platos principales, optamos por una suculenta ración de carrilleras y otra de rabo de toro, cada una más deliciosa que la anterior.

Para culminar esta experiencia gastronómica, nos vimos en la obligación de sucumbir al placer de los postres. Probamos casi todas las opciones: Helado de mantequilla dulce de Soria, hojaldre con crema de almendras, flan casero, cuajada con miel y una copa de sorbete de limón. En general, la experiencia nos pareció una excelente relación calidad-precio, complementada por un trato excepcional.

Ahora que conoces los sitios que visitar en Medinaceli, te recomendamos que sigas explorando Soria, que como ya sabrás, somos muy fans. A continuación de presentamos algunos de los pueblos cercanos que más nos gustan:

Almazán, una pequeña joya en la provincia de Soria, te recibe con la calidez de sus gentes y el encanto de su patrimonio. Cuenta con un gran pasado que se refleja en sus iglesias románicas y en las ruinas de la fortaleza que corona la ciudad.  Desde su gastronomía tradicional hasta la serenidad de sus paisajes, Almazán invita a descubrir su gran plaza y perderte por sus sinuosas calles.

¡Conoce el encanto que esconde El Burgo de Osma, un lugar recién nombrado como uno de los Pueblos Más Bonitos de España! Cuando llegues, quedarás maravillado con la vista impresionante de la muralla que rodea el pueblo, el imponente puente de piedra y la majestuosa torre de la Catedral. Te aseguramos que te dejarán sin palabras. No te lo pienses dos veces, añade este destino a tu ruta por Soria.

¡Bienvenido a Calatañazor, nuestro pueblo favorito de Soria! Aquí, la historia cobra vida a través de sus calles empedradas, envueltas en misterio y encanto. El imponente castillo medieval al que podrás subir hasta lo más alto, mientras las leyendas de Almanzor susurran entre sus piedras milenarias. Desde cada rincón, se respira la esencia de un pueblo tranquilo. ¡Prepárate para una experiencia inolvidable en uno de los pueblos más bellos que hayas conocido!

Sigüenza, ubicada en la provincia de Guadalajara, es un pueblo histórico que cautiva con su imponente Castillo de los Obispos, testigo de siglos de historia. Sus calles empedradas te invitan a pasear entre edificios renacentistas y románicos, mientras la imponente Catedral gótica parece vigilarte. Descubre sus museos, saborea la gastronomía local y déjate envolver por la autenticidad de un pueblo.